lunes, 12 de enero de 2009

OBAMA O LA REVERVERACIÓN DEL MILAGRO

El triunfo de Barak Hussain Obama hijo de Barak Obama, de Kenia, Africa, en la elecciones nacionales de los Estados Unidos de Norteamericana es el símbolo más visible de que en la sociedad norteamericana se ha generado un profundo cambio en las últimas décadas. Hijo de un negro africano, que ni siquiera era un afronorteamericano, sino alguien perteneciente al cuarto mundo, y no solo Obama era hijo de un extranjero, sino es negro, como su padre, casado con una negra, con hijos negros. Ni siquiera los más progresistas de los norteamericanos, hace solamente 40 años, hubiera pensado en semejante milagro.

Los negros en los EE. UU, sufrieron durante casi toda la historia norteamericana de una discriminación execrable. Secuestrados del África, transportados en condiciones infrahumanas, vendidos como animales en las plazas públicas, marcados a hierro rojo y explotados en trabajos forzados y penibles, sin ninguna paga que la un plato de mala comida, sin ningún mínimo derecho, ni siquiera el de la vida.

Esta situación duró hasta que la producción industrial exigía otro tipo de explotación, el de operario fabril, ya que era más rentable pagar un salario y exigirle un trabajo por ello que un trabajo sin pago pero sin ninguna responsabilidad personal, sólo movido por el látigo del capataz. La guerra civil entre los estados del sur esclavista y el industrializado norte, con el triunfo de éste, posibilitó el fin de la esclavitud en los EE.UU. en la década de los 70 en el siglo XIX.

Si bien, los negros ya no fueron esclavos pero siguieron siendo discriminados por el color de su piel. Menor remuneración, por ser negro, menor educación, por ser negro, segregados en todos los lugares públicos. En ningún lugar reservado para blanco podía entrar un negro, ya sea restaurantes, ómnibus, trenes, hasta las iglesias eran para negros y blancos. No eran esclavos pero tampoco ciudadanos norteamericanos plenos. Recién en la década de 1940, después de la segunda guerra mundial, se les fue concedido el derecho al voto. Lo peor, los blancos hicieron que los negros se miraran con ojos de blancos y aceptaran su condición de ser inferiores, como lo aseguraban los blancos.

Todavía, en la década de 1960, cuando la administración del Presidente Kennedy, fue tal la lucha para que los negros sean aceptados en las universidades. La primera alumna negra de la universidad tuvo que ser escoltada y protegida por la propia guardia presidencial para que esta pudiera asistir a clase. El líder por los derechos humanos negros, Luther Kim, fue vilmente asesinado. Ahora, la sociedad norteamericana ha dado un vuelco extraordinario, impulsado por su juventud. Hoy tienen un presidente negro, en que el 85 % de sus votos fueron emitidos por gente de 18 a 28 años. Esta es una verdadera revolución en la percepción de los norteamericanos sobre sí mismos y sin duda muy positiva. Pudiera ser el comienzo de un cambio en la percepción norteamericana hacia el resto del mundo. Ojala así lo sea.

El Congreso Juega con Fuego

La Cámara de Senadores acaba de no aprobar varios proyectos que hacen al funcionamiento esencial del Gobierno, como la postergación del Proyecto de la aprobación del préstamo del Banco Interamericano de 45 millones de dólares destinado al proyecto de Escuela Viva hekokatuva. Este es un programa de Fortalecimiento de la Educación escolar básica que abarca a unas 5.000 escuelas de todo el país y que tiene como objetivo continuar con una labor iniciada en el 2001 y que ha dado excelentes resultados, en tanto que atiende a escuelas con poblaciones más necesitadas de las zonas rurales, urbanas, indígenas y de educación bilingüe. Asimismo esta orientado a contribuir al fortalecimiento del sistema de formación docente inicial dotando a los Institutos de Formación Docente de recursos y condiciones para mejorar su desempeño. Es decir es un proyecto de gran relevancia social y una herramienta útil para la creación de las condiciones para escapar de las estructuras de pobreza de un gran sector de la población. Sin embargo, el Senado prefirió no tratarla porque no se había juntado los votos necesarios para su aprobación. Parece mentira, pero declararon que la intención era castigar al presidente Lugo por unas declaraciones hechas por un gobernador, que institucionalmente no es vocero ni representa al gobierno central. Por su parte, al presidente de la Cámara de Diputados, Salyn Buzarki, pudiera uno felicitarlo por su preocupación por la descentralización, pero no sus acciones en pos de lograrlo están atravesadas con la verdadera descentralización. A rajatabla y a tambor batiente ha mandado confeccionar un anteproyecto de Ley de Descentralización que ha presentado a la Cámara de Diputados en el día de ayer, con un plazo de 8 días para que la Comisión de Asuntos Departamentales y Municipales se expidan y pueda pasar dicho anteproyecto al Plenario.


Nadie puede estar en contra de la descentralización y mucho menos nosotros que estamos trabajando por ello desde 1991, cuando las primeras elecciones libres de intendentes, en la Asamblea Nacional Constituyente y luego después de ella, fortaleciendo las instituciones claves y formulando, en largos procesos de consulta a autoridades y ciudadanía, un anteproyecto de descentralización. Durante dos años recorrimos los 17 departamentos, realizamos foros consultivos con gobernadores, intendentes, funcionarios públicos y sociedad civil, que fueron publicados en sendos libros para el conocimiento general.


Una Ley de la descentralización toca la esencia del Estado por cuanto modifica in totu la forma misma del Estado. El paso de un estado centralista a un estado descentralizado es una cosa muy seria que no puede resolverse a los apurones y más todavía sin las discusiones con todos los actores de la descentralización, desde el ciudadano de la calle hasta el presidente de la República, pasando con las autoridades de la gobierno subnacionales y los funcionarios del gobierno central. Estos últimos son fundamentales porque son ellos los que van a ser los más perjudicados con una descentralización mal hecha y son los que si llegan a manifestar su malestar puede paralizar todo el andamiaje del estado, lo que supondrá un enorme perjuicio a todos y por ende con ello aumentará la pobreza y la desocupación en el país. Entonces, la herramienta de descentralización en vez de ayudar y sacar al país de la pobreza lo va enterrar aún más. El Presidente de Diputados, Salyn Buzarquis, se está embanderando con la descentralización, como caballito de batalle para satisfacer un objetivo particular, el de ser elegido presidente de su partido. Esto puede acarrear un perjuicio enorme a la nación por una acción que no responde a intereses generales. La pregunta que surge de todo esto si esta va ser la tónica del Congreso en los próximos meses. Todo parece indicar que será así, a no ser que se elabore un modelo de país y un plan de gobierno sobre lo que pudieran concertar los legisladores, los partidos políticos y el gobierno. De lo contrario las cosas pudieran ser peores y en vez de solucionar los problemas sociales pudieran agudizarse más. Y esto es muy peligroso. La gente perdió su paciencia. Cuidado senadores y diputados, que uds, también pueden ser alcanzados por la furia de la plebe.

El Bicentenario, una muerte anunciada

La conmemoración del Bicentenario de la Independencia Nacional anda como la novela la novela La Muerte Anunciada de Gabriel García Marques, en que en el transcurrir de la historia todo anuncia que la muerte coronará al personaje central de la novela. Aquí también, en nuestro país, la conmemoración del Bicentenario pareciera jalonarse de un proceso de dejadez y de atonía. Todos los países del continente, desde hace años, ya viven el proceso de la conmemoración y no como una cuestión festiva sino como política de estado tendiente a recrear el estado y la sociedad de sus respectivas naciones de cara al siglo XXI.

En nuestro país, lo único que existe, es la idea de alguna conmemoración. El Estado sigue ausente en los preparativos, a no ser de la Ley, que ya fue redactada y promulgada a destiempo, que crea la Comisión del Bicentenario, integrada por los presidente de los tres poderes del Estado e instituciones públicas y sociales además de connotados intelectuales paraguayos.

Nicanor Duarte Frutos, siendo presidente de la República, no quiso asumir compromiso alguno con el Bicentenario. Lo consideró una actividad menor de su gobierno y dejo morir la oportunidad de hacer una cosa seria, que pudiera hacer historia. La Cámara de Senadores, a petición de individualidades civiles, aprobó una Ley que creaba la Comisión del Bicentenario pero recién el Presidente Lugo lo promulgó. Esta Comisión de carácter estatal, cuyo presidente es el Presidente de la República, necesita de un presupuesto para que pueda funcionar. A la Cámara de Senadores, al parecer como proceden, la conmemoración de los 200 años de vida independiente lo considera una cuestión baladí, ya que acaba de dejarlo casi sin presupuesto. De los 14 mil millones que tenía esta Comisión para el año 2009, se quedó con 2 mil millones, es decir, nada.

Uno se pregunta si nuestros señores senadores tienen la más mínima comprensión de lo que supone la soberanía paraguaya, la esencia misma de la vida de una nación, libre e independiente. De otra forma no se comprende este cuasi asesinato a la misma conmemoración de tan magna fecha. Pareciera que pudiera repetirse lo del centenario en 1911, que no pudimos conmemorar porque estamos en permanente luchas armadas y el presidente era el díscolo Cnel. Jara.

Uno pudiera pensar que este descuento sideral al presupuesto a la conmemoración, no es más que, el resultado de la vaciedad de cosmovisión de toda la sociedad en su conjunto. La dictadura con su falso nacionalismo mató el patriotismo de la mente paraguaya. Los funcionarios del gobierno, incluido los electos, como los senadores y diputados, en su gran mayoría, son productos directos de esa cosmogonía impuesta por la dictadura, vivas la Paraguay pero nada concreto para fortalecer al país. Los partidos políticos, que debieren ser los abanderados de esta cuestión, están en sus propias cuitas, sin diferenciar lo esencial de lo superfluo. La conmoración del bicentenario era una oportunidad único para reformular nuestra forma de estado, para planificar las grandes obras necesarias, llegar a reencontrarnos todos alrededor del altar de la Patria para determinar políticas de estado que pudieran sacarnos de la crisis, la de rescatar nuestra propia historia y nuestra identidad particular como nación, la de crear la generación bicentenario con sentido de patria. Sin embargo estamos matando el presente y el futuro al desoír el reclamo de una conmemoración digna de los 200 años, que somos un estado independiente en el concierto de las naciones.

LA IMPREVISIÓN, EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA

El incendio de un supermercado ubicado en el mercado central de Luque fue de tal envergadura que pudiera haberse repetido la tragedia de Ykua Bolaños. Por milagro la gente pudo escapar pero el supermercado quedo convertido en pavesas. Días después, otro negocio en el mercado 4 de Petirossi, también se incendió, en medio de otras casillas que pudieran haberse prendido todo el mercado. Un incendio de grandes proporciones, que por suerte pudo ser controlado.

¿Porque se incendian lugares públicos que debieran haber tenido una gran protección contra incendios y otras protecciones en cuanto que en ellos se aglutina una enorme cantidad de ciudadanos para hacer sus compras? ¿Por qué no se respetan las normas municipales dictadas para el efecto con el objetivo de proteger al ciudadano? ¿Por qué la ciudadanía no protesta cuando se percibe que los lugares no son seguros? ¿Por qué las autoridades no clausuran locales que no tienen la suficiente seguridad? ¿Es que la gente, realmente percibe el peligro?

Todo pareciera señalar que la falta de previsión contra el peligro es parte de nuestra cultura, de nuestra vida cotidiana. De otra manera no se explica que la gente siga viajando en motos sin ningún casco protector, pero aún cuando viajan toda una familia, con sus pequeños a cuesta en estos vehículos que de por sí no tienen ninguna protección. Pero lo mismo pasa con los artefactos hogareños, hacemos uso de ellos sin ninguna atención para su manipulación, inclusive elementos inflamables como las garrafas de gas o las instalaciones eléctricas.

Actuamos con el slogan condicionante, peicha, peicha, suerte raicha. Es decir que desafiamos en forma permanente a la suerte, de que no nos suceda nada malo. No prevemos nada, todo dejamos al azar, planteando que “A lo mejor a nosotros no nos toca”.

¿De dónde vendrá esa forma de concebir la vida? ¿Será que la naturaleza es tan pródiga con nosotros que no prevemos nada para el mañana? ¿Será que esa manera de vivir nos viene de la cultura de nuestros antepasados, los guaraníes, que eran recolectores. Estos vivían al día. Lo que recogían, cazaban o pescaban en el día era su consumo diario?. Esta manera de ser paraguayo de no prever las cosas no es una cuestión de ahora sino fue nuestro sino, nuestra manera de ser, nuestro teko. Por lo que uno calcula que tiene origen guaraní. Es sabido que los remanentes culturales del tiempo pasado, aunque desaparezca las condiciones materiales que lo condicionaron, sigue presente aún siglos después. El carácter alemán, por citar un ejemplo, si bien se fue procesando con el correr del los siglos, mucho tiene de los ancestros suyos que conquistaron Europa y luego derrotaron a los romanos. O la sociedad española, que hoy muestra una diversidad de idiomas y costumbres locales es producto de la mezcla de nativos lugareños con las diferentes ocupaciones de naciones como los celtas, los árabes, los fenicios, etc. Hoy España a pesar de ser un solo estado muestra un mosaico de naciones, todas originadas en el pasado. Por eso no sería extraño que la cultura, de una sociedad, como la guaranítica, de la que descendemos, todavía su cosmovisión del mundo este presente en nuestra propia cosmovisión y nuestra propia práctica de vida de hoy, aún cuando haya cambiado absolutamente toda la vida material que motivó esa forma de pensar y mirar el mundo. En cierta forma todavía nos comportamos como recolectores y no como productores que previenen el futuro, y aseguran su porvenir. Prevenir, calcular, sopesar el peligro es la contribución de la sociedad moderna. En alguna parte de nuestra formación social todavía somos pre-lógicos. Por ello hay un comportamiento casi suicida de nuestra cosmovisión de peicha, peichante, suerte raincha. Ojala que no suceda otra tragedia como la de Ykua Bolaños para aprender a prevenir.