lunes, 22 de junio de 2009

LA CRISIS ES UNA OPORTUNIDAD

El Paraguay vive un momento de no definición. Quiere trascender el pasado pero no logra desprenderse de ella. El nuevo gobierno “tantea” en forma permanente caminos que le son denegados para transitar y no tiene otra alternativa que volver sobre sus pasos. La ausencia de una política de gobierno, convertida en política de estado, diseñada con objetivos claros, precisos, transparentes hace desconfiar de cualquier proyecto planteado por el Ejecutivo nacional. Diferentes e importantes sectores sociales como los grandes productores mecanizados agrícolas, campesinos sin tierra, pequeños y medianos productores, indígenas, los sin techos manifiestan su descontento con el gobierno. Que los sectores oligárquicos señalen su desconfianza hacia el gobierno pudiera ser “natural” en cuanto el gobierno dice ser el instrumento del cambio en el Paraguay y que está a favor de los pobres, pero que los supuestos beneficiarios de ese cambio también manifiesten y llenen las calles y cierren carreteras y caminos ya se refiere que algo no funciona en esa política de cambio. Sectores de izquierda cercanos al gobierno tienen un discurso radical sin que tengan la fuerza electoral de convertir en realidad sus sueños. Los sectores de derecha toman como pretexto esos desaforados discursos para obstaculizar en el Congreso, ya que tienen mayoría, toda iniciativa del Poder Ejecutivo, aún cuando el Presidente Lugo sigue manifestando que no es de izquierda sino de centro.

La situación es tal que estamos en un proceso de no definición cercana a la nada. Esto conlleva peligrosamente ante una crisis de gobernabilidad, ya que el gobierno da vueltas a todos los asuntos, como una noria que gira sobre si misma, sin lograr romper los viejos vicios del pasado y plantear y realizar acciones que pueda superar ese pasado, como para fortalecer la esperanza de que existirá el cambio.

Superar esta situación, encontrar las vías de resolver los problemas que trae aparejado la misma es el mayor desafío con que se enfrenta las autoridades paraguayas. Necesitamos rehacer nuestro país, un cambio de raíz, una verdadera revolución en la concepción misma de la política, del gerenciamiento público. Alfred Einstein decía refiriéndose a la crisis “que la verdadera crisis es la crisis de la incompetencia, sin crisis no hay desafío, decía y sin desafío la vida es una rutina. Entonces necesitamos cambiar la vida para superar la crisis.

Para ese desafío necesitamos liderazgos proactivos, que comprendan los intereses de la comunidad a corto y a largo plazo, una percepción afinada de los equilibrios que esto implica. Necesitamos que nuestros s líderes tengan legitimidad, ya que con ella se obtiene que funcione una comunicación efectiva entre el liderazgo y ciudadanía. Ahora bien, hay que saber que comunicación no depende tanto de las habilidades del político para comunicar sino que tenga credibilidad. Pero también la credibilidad no es automática sino es producto de un proceso de percepción de la ciudadanía de la consistencia entre el discurso, las acciones y los resultados.

Se necesita liderazgo con visión, legitimidad, capacidad de actuación y que sean capaces en convertirse en catalizadores del proceso de aprendizaje de los cambios y de adaptación social, que sea capaz de catalizar el cambio institucional del Estado, que pueda poder plantear soluciones a los problemas y opciones creativas ante cada situación, cuyas soluciones no tienen respuestas preestablecidas. Ello plantea de manera permanente la necesidad de ir aprendiendo de los cambios e iniciar procesos de aprendizaje social.
Los líderes gubernamentales deben mostrar resultados concretos, tangibles de lo contrario es puro discurso. Esta crisis incipiente de gobernabilidad que ni los propios partidarios están contentos es una oportunidad si es que se toma las medidas necesarias para crear un gran consenso nacional en definir nuevas articulaciones viables entre la sociedad civil y el Estado y colocar al país en poleas activas en el mundo. Esta crisis es una oportunidad única, aprovecharla es cuestión de los liderazgos.
(emisión 19 de junio de 2009)

LA CRISIS ES UNA OPORTUNIDAD

El Paraguay vive un momento de no definición. Quiere trascender el pasado pero no logra desprenderse de ella. El nuevo gobierno “tantea” en forma permanente caminos que le son denegados para transitar y no tiene otra alternativa que volver sobre sus pasos. La ausencia de una política de gobierno, convertida en política de estado, diseñada con objetivos claros, precisos, transparentes hace desconfiar de cualquier proyecto planteado por el Ejecutivo nacional. Diferentes e importantes sectores sociales como los grandes productores mecanizados agrícolas, campesinos sin tierra, pequeños y medianos productores, indígenas, los sin techos manifiestan su descontento con el gobierno. Que los sectores oligárquicos señalen su desconfianza hacia el gobierno pudiera ser “natural” en cuanto el gobierno dice ser el instrumento del cambio en el Paraguay y que está a favor de los pobres, pero que los supuestos beneficiarios de ese cambio también manifiesten y llenen las calles y cierren carreteras y caminos ya se refiere que algo no funciona en esa política de cambio. Sectores de izquierda cercanos al gobierno tienen un discurso radical sin que tengan la fuerza electoral de convertir en realidad sus sueños. Los sectores de derecha toman como pretexto esos desaforados discursos para obstaculizar en el Congreso, ya que tienen mayoría, toda iniciativa del Poder Ejecutivo, aún cuando el Presidente Lugo sigue manifestando que no es de izquierda sino de centro.

La situación es tal que estamos en un proceso de no definición cercana a la nada. Esto conlleva peligrosamente ante una crisis de gobernabilidad, ya que el gobierno da vueltas a todos los asuntos, como una noria que gira sobre si misma, sin lograr romper los viejos vicios del pasado y plantear y realizar acciones que pueda superar ese pasado, como para fortalecer la esperanza de que existirá el cambio.

Superar esta situación, encontrar las vías de resolver los problemas que trae aparejado la misma es el mayor desafío con que se enfrenta las autoridades paraguayas. Necesitamos rehacer nuestro país, un cambio de raíz, una verdadera revolución en la concepción misma de la política, del gerenciamiento público. Alfred Einstein decía refiriéndose a la crisis “que la verdadera crisis es la crisis de la incompetencia, sin crisis no hay desafío, decía y sin desafío la vida es una rutina. Entonces necesitamos cambiar la vida para superar la crisis.

Para ese desafío necesitamos liderazgos proactivos, que comprendan los intereses de la comunidad a corto y a largo plazo, una percepción afinada de los equilibrios que esto implica. Necesitamos que nuestros s líderes tengan legitimidad, ya que con ella se obtiene que funcione una comunicación efectiva entre el liderazgo y ciudadanía. Ahora bien, hay que saber que comunicación no depende tanto de las habilidades del político para comunicar sino que tenga credibilidad. Pero también la credibilidad no es automática sino es producto de un proceso de percepción de la ciudadanía de la consistencia entre el discurso, las acciones y los resultados.

Se necesita liderazgo con visión, legitimidad, capacidad de actuación y que sean capaces en convertirse en catalizadores del proceso de aprendizaje de los cambios y de adaptación social, que sea capaz de catalizar el cambio institucional del Estado, que pueda poder plantear soluciones a los problemas y opciones creativas ante cada situación, cuyas soluciones no tienen respuestas preestablecidas. Ello plantea de manera permanente la necesidad de ir aprendiendo de los cambios e iniciar procesos de aprendizaje social.
Los líderes gubernamentales deben mostrar resultados concretos, tangibles de lo contrario es puro discurso. Esta crisis incipiente de gobernabilidad que ni los propios partidarios están contentos es una oportunidad si es que se toma las medidas necesarias para crear un gran consenso nacional en definir nuevas articulaciones viables entre la sociedad civil y el Estado y colocar al país en poleas activas en el mundo. Esta crisis es una oportunidad única, aprovecharla es cuestión de los liderazgos.
(emisión 19 de junio de 2009)

LA CRISIS ES UNA OPORTUNIDAD

El Paraguay vive un momento de no definición. Quiere trascender el pasado pero no logra desprenderse de ella. El nuevo gobierno “tantea” en forma permanente caminos que le son denegados para transitar y no tiene otra alternativa que volver sobre sus pasos. La ausencia de una política de gobierno, convertida en política de estado, diseñada con objetivos claros, precisos, transparentes hace desconfiar de cualquier proyecto planteado por el Ejecutivo nacional. Diferentes e importantes sectores sociales como los grandes productores mecanizados agrícolas, campesinos sin tierra, pequeños y medianos productores, indígenas, los sin techos manifiestan su descontento con el gobierno. Que los sectores oligárquicos señalen su desconfianza hacia el gobierno pudiera ser “natural” en cuanto el gobierno dice ser el instrumento del cambio en el Paraguay y que está a favor de los pobres, pero que los supuestos beneficiarios de ese cambio también manifiesten y llenen las calles y cierren carreteras y caminos ya se refiere que algo no funciona en esa política de cambio. Sectores de izquierda cercanos al gobierno tienen un discurso radical sin que tengan la fuerza electoral de convertir en realidad sus sueños. Los sectores de derecha toman como pretexto esos desaforados discursos para obstaculizar en el Congreso, ya que tienen mayoría, toda iniciativa del Poder Ejecutivo, aún cuando el Presidente Lugo sigue manifestando que no es de izquierda sino de centro.

La situación es tal que estamos en un proceso de no definición cercana a la nada. Esto conlleva peligrosamente ante una crisis de gobernabilidad, ya que el gobierno da vueltas a todos los asuntos, como una noria que gira sobre si misma, sin lograr romper los viejos vicios del pasado y plantear y realizar acciones que pueda superar ese pasado, como para fortalecer la esperanza de que existirá el cambio.

Superar esta situación, encontrar las vías de resolver los problemas que trae aparejado la misma es el mayor desafío con que se enfrenta las autoridades paraguayas. Necesitamos rehacer nuestro país, un cambio de raíz, una verdadera revolución en la concepción misma de la política, del gerenciamiento público. Alfred Einstein decía refiriéndose a la crisis “que la verdadera crisis es la crisis de la incompetencia, sin crisis no hay desafío, decía y sin desafío la vida es una rutina. Entonces necesitamos cambiar la vida para superar la crisis.

Para ese desafío necesitamos liderazgos proactivos, que comprendan los intereses de la comunidad a corto y a largo plazo, una percepción afinada de los equilibrios que esto implica. Necesitamos que nuestros s líderes tengan legitimidad, ya que con ella se obtiene que funcione una comunicación efectiva entre el liderazgo y ciudadanía. Ahora bien, hay que saber que comunicación no depende tanto de las habilidades del político para comunicar sino que tenga credibilidad. Pero también la credibilidad no es automática sino es producto de un proceso de percepción de la ciudadanía de la consistencia entre el discurso, las acciones y los resultados.

Se necesita liderazgo con visión, legitimidad, capacidad de actuación y que sean capaces en convertirse en catalizadores del proceso de aprendizaje de los cambios y de adaptación social, que sea capaz de catalizar el cambio institucional del Estado, que pueda poder plantear soluciones a los problemas y opciones creativas ante cada situación, cuyas soluciones no tienen respuestas preestablecidas. Ello plantea de manera permanente la necesidad de ir aprendiendo de los cambios e iniciar procesos de aprendizaje social.
Los líderes gubernamentales deben mostrar resultados concretos, tangibles de lo contrario es puro discurso. Esta crisis incipiente de gobernabilidad que ni los propios partidarios están contentos es una oportunidad si es que se toma las medidas necesarias para crear un gran consenso nacional en definir nuevas articulaciones viables entre la sociedad civil y el Estado y colocar al país en poleas activas en el mundo. Esta crisis es una oportunidad única, aprovecharla es cuestión de los liderazgos.
(emisión 19 de junio de 2009)

PODER Y CONTROL CIUDADANO

Es indudable que todos los días comprobamos actos innobles cometidos por diputados y senadores, y que la ciudadanía nada puede hacer para modificar, castigar, y hasta expulsar a quienes no cumplen con las promesas que formularon cuando estaban haciendo sus respectivas campañas proselitistas.

Estos años nos han demostrado que, en muchos casos, los mandantes, elegidos como autoridades, se independizan de sus poderdantes y hacen lo que les viene en ganas, como si su actuación política no tuviera nada que ver con sus electores.

Esta situación contradice la propia esencia de las democracias republicanas, que se basan y reconocen en el pueblo elector a su único soberano. El elector, al depositar su voto, le está dando una representación suya al candidato. En esa lógica, se entiende, espera y supone que el candidato, una vez electo, debe cumplir el mandato, dentro de los lineamientos definidos de antemano en la campaña, sin apartarse de los términos de ese pacto.

De ahí surge la idea de que la única solución para esta situación, es que implementemos un sistema de rendición periódica de cuentas de los que tienen cargos electivos a su electorado. En dicho sistema, las autoridades electas irían informando sobre sus actividades y del cumplimiento de los términos del programa prometido en sus campañas. De más está decir que puede ser un sistema de control popular válido sobre sus mandatarios. El electorado, como poderdante, debería tener el poder de renovar su mandato o revocarlo. Esto surge como un camino que pudiera corregir la corrupción y fortificar la participación popular en la democracia. Hay que ir pensando, para que cuando llegue el momento en que se modifique la Constitución Nacional, que uno de los elementos fundamentales que debe abarcar la nueva Carta Magna es el del control ciudadano sobre sus mandantes.

La salud y la calidad de la democracia dependen en mucho de la calidad de los señores parlamentarios nacionales, así como de los concejales departamentales y municipales. La ciudadanía tiene el derecho de controlar efectivamente a quienes eligieron, así como el derecho a sancionarlos, censurarlos y hasta desecharlos, si no funcionan, o si lo hacen mal. De lo contrario, seguiremos teniendo legisladores enriquecidos, utilizando el poder otorgado por la ciudadanía sin que eso suponga una verdadera representación que defensa los intereses de esa misma ciudadanía.

CAAGUAZU EN LA AVANZADA DE LA CULTURA

Se viene realizando con gran éxito la VI Feria Internacional del Libro de Caaguazú, en la ciudad de Coronel Oviedo, acontecimiento que se atestigua en la masiva concurrencia de público, especialmente jóvenes. Trascendiendo avatares y mezquinas cotidianidades, lo más importante radica en el hecho mismo de su existencia.

La feria nació a impulso y gestión de la Gobernación de Caaguazú, es decir fue el Estado quien se constituyó en agente cultural, como debe ser, sobre todo porque ultrapasa el período de gobierno de quien, cuando ejercía el cargo de Gobernador, tuvo la feliz idea, proyectándose en el tiempo. Esto tiene especial valor en nuestro país, tradicionalmente acostumbrado a que la nueva autoridad deseche todo cuanto se hizo anteriormente, persiguiendo incluso borrar de la memoria del ciudadano las buenas tareas realizadas por las autoridades pasadas. Lo efímero, mientras dure el poder de una administración, es lo válido. Para dicha de la ciudadanía de Caaguazú, el actual gobernador Antonio Buzarquis, ha direccionado su política gubernamental rescatando y dando continuidad a la política cultural de su antecesor, en cuyo marco fue gestada la Feria del Libro.

Promocionar el Libro en el Paraguay es hacer patria. Los paraguayos no estamos acostumbrados a tener como amigos a los libros, y sin embargo, ellos constituyen la estatura de nuestro conocimiento, el horizonte de nuestra visibilidad. Nos ayudan a comprender nuestras propias experiencias.

El libro contribuye a develar y comprender el mundo, con sus experiencias vitales, la percepción de la vida, con los gustos y singularidades, hasta esa manera de amar y el “sentido de la otridad”, es decir, el del prójimo.

Por ello, promocionar el libro es hacer crecer las posibilidades de una comunidad, de un país. Un país que no lee es un país árido, no sólo de conocimientos, sino estrecho en el ejercicio de comprender la vida misma.
Esta feria de libro en una ciudad del interior del país, no sólo descentraliza la cultura (algo ya de por sí, destacable), sino expande el conocimiento hacia territorios nuevos. Así mismo, la afluencia de público joven abre perspectivas alentadoras para un futuro mejor. Ojalá que la experiencia de Caaguazú con su feria sean replicados en otros departamentos en la perspectivas de convertir al Paraguay en un país de lectores.
(emisión del 5 de junio de 2009)

EL INFORME DEVELADOR DE LOS CRIMENES DE LA DICTADURA

La presentación del Informe Final de la Comisión de Verdad y Justicia esta mañana es un hecho trascendental por la defensa de los Derechos Humanos en el Paraguay y significa un punto álgido en la lucha por la vigencia de los Derechos esenciales de la persona humana.

La larga dictadura de Alfredo Stroessner impuso un orden de acatamiento, de sujeción, con una violencia inaudita, de terrorismo de estado, una verdadera guerra contra el pueblo.

Las 3.200 páginas que componen este Informe Final de 8 tomos están empapadas por el dolor, el sufrimiento y el terror de miles de víctimas y mártires, pero también es una historia de valentías y heroísmos de mujeres y hombres que a pesar de la ferocidad, de la crueldad del régimen supieron levantar las banderas de la dignidad humana. Se calcula 128 mil victimas directas e indirectas durante todo el proceso dictatorial lo que supone alrededor del 10 % de la población total de la época.

La dictadura no sólo reprimió, torturó, masacró, exilió a las personas sino suprimió la mismidad esencial del pueblo para poder cimentar su poder absoluto. El vaciamiento mental del paraguayo y paraguaya no solo se concretizó con la violencia asesina de la memoria sino en la construcción de una nueva cosmovisión a través de una educación acrítica, completamente alejada de la realidad, cuya única finalidad era la glorificación del dictador.

Fue tanto el clima de terror instalado que 20 años después de su caída, todavía no podemos liberarnos del todo de su esquema de mundo. Necesitamos para sacudirnos de nuestros males una verdadera revolución cultural, ideológica y práctica, una nueva visión de mundo de relacionamiento profundo entre los seres. Tenemos, como nación, una tarea, transtocar los antivalores, convertir en prejuicio negativo el ser stronista como para que la sociedad entera lo desprecie como los antiguos hacían con los leprosos.
Cambiar nuestra visión de mundo, es el gran desafío que debe enfrentar la sociedad paraguaya. Tenemos que trabajar por la recuperación de la memoria histórica, terminar con la impunidad para consubstancias una sociedad democrática. Esta Informe final es una contribución a ese proceso y parte fundamental para que sirva como elemento fundamental para los juzgamientos de los crímenes de lesa humanidad.
(emisión del 29 de mayo de 2009)

UNA CHISPA QUE PUEDE INCENDIAR LA PRADERA

Un empresario agrícola ante la ocupación de una parte de su propiedad, hizo un llamado público, por medio de una solicitada pagada, en un diario de tiraje nacional invitando a 20 hombres valientes, “armados hasta los dientes” capaces de defender su tierra y defenderse de los ocupantes llamados sin tierra. Por su parte, los ocupantes también declararon que se armarían para poder defender las tierras ocupadas. Ambos grupos hacen relación a la ausencia del estado y que por ello cada uno de los grupos se arman para aplicar ellos mismos la justicia de acuerdo a los criterios de lo que es justo y responda a sus intereses.

Esto es una cuestión sumamente grave porque supone retrotraernos al tiempo de las cavernas en que cada uno hacia justicia por sus manos. Con el tiempo los hombres logaron, en su proceso de desarrollo, construir una forma diferente para solucionar sus problemas, el estado, una majestad coercitiva, que si bien, emergía de la propia sociedad se mantenía de alguna forma autónoma para solucionar los litigios de intereses entre los ciudadanos. En los estados modernos esos conflictos son solucionados por intermedios de leyes estatales que todos los ciudadanos, sin ninguna excepción están obligados a cumplir.
Pero he aquí, que en el Paraguay la situación del estado de derecho es un fenómeno muy reciente. Aquí, a pesar de existir leyes, en las dictaduras que asolaron nuestro país, jamás las mismas fueron respetadas. Al contrario solo el mas fuerte, el que estaba en el gobierno era el que imponía e interpretaba las leyes. La oposición jagua ry’aí, es decir la nada. El advenimiento de la democracia, si bien se armó el estado de derecho, hasta ahora no pudo consubstanciarse en la práctica cotidiana de la gente y en el accionar del poder judicial. El Estado ha estado ausente. La lucha entre los diferentes grupos sociales y políticos, como mencionamos mas arriba, pueden llevarnos a un callejón sin salida que solo puede solucionarse con la fuerza, es decir con casi una guerra civil. La situación es grave, una chispa puede incendiar la pradera. Hay que encontrar una solución dentro del imperio de las leyes. La patria lo exige.
(emisión 22.05.2009)

LA INDEPENDENCIA Y LA SOBERANÍA PARAGUAYA

Hoy conmemoramos el 198 aniversario de la Gesta del 14-15 en que nos declaramos estado independiente y soberano. El levantamiento cívico-militar que nos dio la independencia no fue un rayo en cielo sereno sino la reverberación de que nuestra identidad nacional que ya estaba absolutamente constituida como producto de un largo proceso durante la colonia.

Es así que el destino visualizado por los paraguayos, en el momento de su Independencia Nacional, era la defensa de su soberanía como Estado libre e independiente. La nota del 20 de julio de 1811 a Buenos Aires es sumamente clara en la definición que Paraguay no estaba dispuesto a cambiar de amos ni de cadenas. José Gaspar Rodríguez de Francia, por defender esa soberanía encerró al Paraguay dentro de sus fronteras, Don Carlos Antonio López, por defender esa misma causa abrió las fronteras buscando el reconocimiento de la Independencia Nacional por los países europeos y americanos, Francisco Solano López en defensa de la soberanía nacional se puso al frente de toda la sociedad que prefirió inmolarse antes renunciar a su soberanía.

El sentido de identidad nacional paraguaya, como en ningún país sudamericano, era parte constitutiva del ser de la nación paraguaya que aún con el casi exterminio de esa sociedad en la Guerra de la Triple Alianza no se amilanó y el Paraguay continuó siendo país.

El proceso de globalización, hoy, que supone una profunda transformación de las condiciones mundiales que conlleva a un acelerado proceso de vaciamiento de las culturas originarias o nacionales con lo que se logra un debilitamiento extremo de las naciones, es un desafío mayúsculo para los paraguayos.
Hoy a los 198 años de la independencia seguimos teniendo las mismas tenazas de los vecinos países mayores que menoscaban nuestra soberanía. Aún cuando hemos conformado el MERCOSUR para fortalecernos mutuamente todavía tenemos trabas muy importantes para ejercer nuestra verdadera soberanía. ITAIPU se constituyo hoy día en la imagen material de nuestra soberanía. El reclamo de un precio justo a nuestra energía y el reconocimiento de nuestra soberanía sobre la mitad de la represa es el desafío más grande de defender nuestra soberanía. Los paraguayos fiel al mandato de nuestros mayores tenemos que movilizarnos a defender nuestra soberanía, hoy menoscabada en Itaipú.
(emisión del 15/05/2009)

LA JUSTICIA ES EL PERDON DE LOS PECADOS SOCIALES

Sabino Augusto Montanaro, el otrora hombre fuerte de la dictadura de Alfredo Stroessner, quien desde su cargo hacía torturar a la gente hasta dejarle sin vida o inútil y mantenía en prisiones por largas décadas a personas que soñaban con un país sin persecución ni miedo. Montanaro llegó al país después de 20 años de exilio, pretendiendo escudarse en la edad para no responder por los miles de crímenes cometidos, durante más de 20 años en el cargo de Ministro del Interior, conocido en esa época como ministerio del terror.

Para que exista perdón él debe pagar por sus crímenes a la sociedad. Por dicha, el Paraguay ya no vive como se vivía cuando el mandaba, y entonces será juzgado y condenado por la Justicia, sin que se violente sus derechos. Tiene la suerte de que en Paraguay tiene un estado de derecho logrado gracias a la sangre, el dolor y la vida de mártires y los combatientes por la democracia, a quienes él tan tenazmente persiguió, lo que le permite a él gozar de ese derecho que él no respetó a ninguno.

El hecho de la edad, igual que el dictador Augusto Pinochet o los criminales de guerra nazi, no le exculpa de sus crímenes. Es un anciano pero mientras esté lúcido y entienda porque se le juzga y se le condene o se libere, no existe ningún obstáculo.

Los enterrados bajo la tierra, sin cruz mi marca que los memorie, los miles de familiares de víctimas que ansían un sitio visible a donde llorar a sus muertos, las víctimas de torturas inenarrables esperan desde sus cicatrices visibles o invisibles, los miles de exiliados, que rompieron sus lazos familiares por décadas, los que ayer fueron niños familiares de víctimas o víctimas ellos mismos, que hoy en la edad adulta siguen sufriendo las consecuencias de esas persecuciones, claman justicia. Sabino Augusto Montanaro, quien durante gran parte de su vida, desde el poder y abusando del poder, persiguió a todos aquellos que no eran como él, debe pagar sus culpas a la sociedad no solo para saciar la sed de justicia de la propia sociedad sino para que él mismo pueda reconciliarse con la sociedad que lo viera nacer.
(emisión del 8 de mayo)

REVERVERACIÓN DE LA FRAGILIDAD DEL CHACO

La fragilidad del ecosistema chaqueño, que esta siendo profundamente modificado por la deforestación indiscriminada de miles y miles de hectáreas y la ocupación poblacional e industrial, se ha manifestado ahora, como respuesta a esa situación, con una sequía extrema que peligra no solo la vida de los animales sino la supervivencia de los seres humanos.

También es cierto que cada vez que la sequía cíclica ataca al chaco la prensa se ocupa del problema, el gobierno declara emergencia nacional, las autoridades y las instituciones se movilizan para ayudar a los damnificados pero llega la época de la lluvia y todo el mundo se olvida del problema hasta la próxima sequía.

Lo que se necesita realmente es un plan maestro de desarrollo sustentable en el Chaco que tenga en cuenta la fragilidad ambiental, la finitud del agua, la diversidad del sistema ecológico y de las situaciones económicas sociales de las poblaciones. En el Chaco conviven los de mayores ingresos pércapita junto a pobladores de extrema pobreza. Dentro de los mismos habitantes primigenios existen diferencias abismales. Están los cercanos a los centros urbanos, perdiendo su propia mismidad y están los selvícolas, que hoy sus tierras son todas ocupadas por tenencia privada, amenazándoles a su exterminio.

Esta diversidad del Chaco obliga no a una solución única de los problemas sino a una diversidad de soluciones y que las mismas respondan a la realidad ambiental y económica social. Un Plan maestro, además de ser una guía para acción, debe definir una hoja de ruta. La solución misma es un proceso de varias soluciones, bien equilibradas y ajustadas a la fragilidad ambiental, ya que toda intervención hace resonancia negativa para la sustentabilidad.
El Plan maestro debe basarse sobre un estudio muy serio, se debe definir hasta dónde es sustentable el desarrollo de industrias que demandan mucha agua. Y esto no es una crítica al desarrollo sino un llamado de atención. Tampoco el río Paraguay puede ir transfiriendo agua sin ningún límite sin que este afecte al propio cauce hídrico. Estamos ante una situación crítica que el gobierno debe responder pero es obligatorio pensar en una solución global de lo contrario la degradación del chaco será irreversible.
(emisión del 24 de abril de 2009)

TIEMPO Y ESPACIO EN LA POLÍTICA

En política el tiempo y el espacio tienen una importancia capital para la gobernanza de cualquier gobierno, ya que gobernanza supone el interrelacionamiento consensuado de y entre todos los actores políticos y sociales para sostener un sistema gubernamental.

Justamente hacemos esta referencia al tiempo y al especio en la política en relación al anuncio del Presidente Fernando Lugo, que el 20 de abril, al cumplirse un año de su victoria electoral, va a reestructurar su gabinete cambiando a algunos de sus ministros. Este anuncio a destiempo produjo un temblor en la esfera gubernamental. Todos los ministros y los ministerios sintieron la desazón de un futuro incierto. En casi todas las oficinas ministeriales el cuchicheo, el dimes y diretes, de los posibles cambios pusieron a los funcionarios ante una incertidumbre sin nombre.

La política es un arte y su ejercicio obliga a tener oficio para practicarla. El presidente debe manejar los tiempos políticos, conocer el sentido de la oportunidad, cuando, como y en que escenario anunciar las cosas. De lo contrario puede cometer errores que solo le dificultaría su propia estabilidad política. El costo de cada error político puede desbaratar planes, proyectos y acciones que aún cuando sean excelentes si no son asumidos con la liturgia del poder tendrá resultados desastrosos.
Fernando Lugo no podía hacer este tipo de anuncio sabiendo lo difícil que fue el entretejido para armar su gabinete. Las diferentes fuerzas políticas que integran hoy el gobierno penden su unión de hilos muy finos. La alianza en sí en una organización endeble, que funcionó, no sin dificultades, en la etapa electoral y que eclosionó en el gobierno con miles demandas de cargos, de cuya distribución nadie salió contento. Por todo ello este anuncio tempranero de cambios no ha colaborado a la gobernabilidad entre sus propios partidarios. Hubiera sido mejor anunciar los cambios en el momento debido, que es el día lunes 20 y no en la víspera. Esperemos que el presidente vaya comprendiendo, por el bien del país que necesita estabilidad, que el poder político-civil también tiene sus liturgias y que ejercerlas en la debida forma es parte esencial de la gobernanza.
(emisión del 17 de abril de 2009)