miércoles, 4 de febrero de 2009

20 AÑOS DE LA MAÑANA DE LA ESPERANZA

(Emisión Canal 2 Red Guaraní 30 de enero de 2009)

El próximo 3 de febrero se conmemorará el 20 aniversario de la gloriosa caída de la dictadura más oprobiosa que haya conocido nuestra historia. 20 años que la gente volcó su alegría en las calles, como si fuera la primera mañana del mundo. Teletipos de todo el mundo anunciaban la fausta noticia paraguaya mientras que apresurados soldados limpiaban los rastros de la sangre derramada en la noche y albañiles tapaban los orificios de las balas y reconstruían casas averiadas durante el evento armado. Parecía que los golpistas querían mostrar que aquí no había pasado nada pero, sin embargo, había acontecido un hecho capital, fue derrocado el dictador y la gente nuevamente hizo suya la calle que anteriormente era de la policía. El partido colorado, el poderoso partido oficial de la dictadura, en esa hecatombe de cambio, se encontró más perdido que ninguno, en tanto que por primera vez y quizás la única en toda la historia, los colorados levantaban en andas a Domingo Laíno, líder de su tradicional adversario, el Partido Liberal. La fiesta permitía todo.

¿Que pasó, que veinte años después de esta gloriosa fecha, en que toda la nación debiera estar festejando el aniversario de la finalización del terror desatado, de la guerra contra el pueblo, del fin de la persecución, de la cárcel, la tortura y el exilio de los luchadores de la libertad, será solamente recordado en algunos pequeños actos oficiales sin ninguna participación popular.

Llama poderosamente la atención que el gobierno de Fernando Lugo no haya aprovechado esta fecha para fortalecerse a sí mismo, convocando a la ciudadanía a grandes manifestaciones públicas para festejar el acontecimiento de mayor envergadura del siglo XX, el advenimiento de las libertades públicas y la construcción del democracia, por primera vez en dos doscientos años del Paraguay Independiente. Los gobiernos anteriores no tenían que hacer ningún festejo, en que tanto que eran colorados, miembros del mismo partido que sostuvo la dictadura. En cambio, Fernando Lugo pertenece al grupo que lucho denodadamente por la libertad y la justicia en el Paraguay. Entonces tenía la responsabilidad de alimentar en el pueblo el recuerdo del día fausto en que los paraguayos recuperamos la dignidad de la libertad.

Mucha gente pudiera decir que la democracia no le dio el bienestar que el pueblo esperaba. Es posible que sea cierto, pero hubo un gran cambio durante estos 20 años, la gente protesta, manifiesta, vota libremente, defiende sus derechos sin que por eso vaya preso y sea torturado. La democracia que tenemos es que la supimos construir los paraguayos. Si tiene limitaciones, que de hecho las tiene, ninguna democracia es perfecta, es porque los paraguayos tenemos limitaciones para construirla mejor. Esta democracia muestra nuestra capacidad y nuestras limitaciones. Es nuestro retrato. No festejar el advenimiento de ella es como negarnos a nosotros mismos la capacidad de ampliarla.